Durante la dinastía Shang, los monarcas se encargaban de los rituales y el culto a los antepasados. Durante la dinastía Zhou, se introdujo la idea del “mandato del cielo” (el gobernante contaba con el favor divino siempre y cuando gobernara correctamente). Además, se definió el orden social de los estratos que no eran aristocráticos en cuatro categorías de personas, conocidas como las “cuatro ocupaciones”: los funcionarios (shi), los agricultores (nong), los artesanos (gong) y los comerciantes (shang).
El sistema tradicional de organización sociopolítica suele ser considerado como de tipo feudal, dado que se basaba en una jerarquía de linajes y el poder era ejercido por los terratenientes. Sin embargo, la conformación del imperio bajo la dinastía Qin estableció un régimen de gobierno centralizado.
A partir de la era imperial, la Antigua China se rigió por una monarquía centralizada encabezada por el emperador y se dividió el imperio en 36 provincias, regidas por gobernadores civiles y militares. Además, la administración del Estado quedó a cargo de una eficiente burocracia, cuyos funcionarios debían pasar rigurosos exámenes y evaluaciones. A partir de la dinastía Han, el confucianismo se convirtió en la ideología oficial del Estado chino.